Fomento a la lectura y escritura


A través del libro podemos conocer todo lo que está en nuestro pasado. Puede ser la fotografía y la radiografía de los usos y costumbres de todas las civilizaciones y sus movimientos sociales. Cuán cerca está la palabra libro de la palabra libre, la distancia entre ambas es una letra final, la o por la e. ¿Tendrán acaso un origen similar? ¿O será una ruta secreta? Llegar a ser libre por el camino del libro o llegar al libro por el camino de la libertad. El libro (tanto físico como digital) es un invento del hombre para hacernos libres, libres de la ignorancia y de la incertidumbre, libres de demonios, de tiranos, libres del oprobio. Leer un libro afirma la libertad y exalta la imaginación. 

Por todo lo anterior, se vuelve necesario y fundamental promover la lectura todo el tiempo y el analfabetismo es nuestro principal obstáculo como promotores de la lectura, pero promover la lectura no es igual que alfabetizar o estudiar. Promover la lectura significa abrir puertas para que las personas entren “por pie propio” a los textos y puedan reconocer qué del inmenso mundo de las letras le gusta más y les hace sentirse mejor como persona, trabajador, padre, madre, o como lo que se quiera. Quien no sabe leer simplemente no puede tener la alegría y el provecho que brindan los libros; leer también está íntimamente ligado a estudiar, aunque leer para estudiar tiene propósitos muy específicos que no siempre se pueden elegir con libertad.

Entrar por “pie propio” a los textos significa que la persona pueda acercarse a los libros con autonomía para elegir lo que quiere leer, con la confianza de que podrá comprender y disfrutar lo que un texto le ofrece. El promotor o mediador de lectura es quien acompaña a las personas para que den los primeros pasos en los textos escritos.

Ser promotor o mediador de lectura implica ser un lector como el que queremos formar, es decir, que anda con piel propio por los libros. Adicionalmente, el promotor o mediador de lectura, por tener más camino andado, conoce qué tipo de textos disfruta más, qué de ellos disfruta, cómo descubrió eso que le gusta más de cada libro; quizá también sepa con qué personas prefiere trabajar y qué repertorio de actividades se podrían realizar en función del nivel de acercamiento que las personas con las que trabaja tienen con la lectura. Por ello, antes de iniciar un círculo o espacio de lectura será necesario fortalecer nuestra identidad como lectores y hacer un ejercicio de exploración sobre los pasos que hemos dado en ese camino.

Por otra parte, si los adultos y jóvenes que conformarán el círculo de estudio se toman el tiempo necesario y muestran interés suficiente para escuchar lo que tienen que decir y si están dispuestos a ampliar sus pensamientos y contribuciones en lugar de imponer puntos de vista, es muy posible que aparezca una genuina reciprocidad en la interacción de la conversación que dé pasos hacia el aprendizaje de la lectura y la escritura. En este sentido, es importante la capacidad del ser humano de divertirse con el lenguaje, por ejemplo a través de la escucha de cuentos y poemas, o inventar cuentos y rimas. Muchos de los adultos con los que compartiremos experiencias en el círculo de estudio conocen algunos y puede narrarlos. Es posible que incluso aquellas personas que tienen mayor dominio de la lectoescritura puedan compartir con aquellos que están aprendiendo apenas lo que es la letra. 

De esta forma, se crea la posibilidad de leer en un grupo reducido, con la confianza para compartir el mensaje de un texto, incluso brinda la oportunidad de lograr un futuro escenario de lectura en pareja que favorezca el diálogo, la reflexión, el pensamiento crítico y el disfrute de mantener actividades de lectura. 

La posibilidad de proporcionar a los jóvenes y adultos diversos materiales que paulatinamente los lleven a escribir o incluso dibujar es una las propuestas que las áreas artísticas hacen para la contribución del aprendizaje, abrir las puertas a la imaginación para trabajar con otro tipo de materiales que puedan estar a disposición, desde los más rudimentarios hasta los más sofisticados.

De esta forma y paulatinamente, se empezarán a crear formas diversas de escritura emergente, o bien para los adultos con mayor grado de conocimiento éste será el escenario propicio para plasmarlo. Será un proceso paulatino de desarrollo en el que se observarán los cambios de esa escritura emergente. Será importante celebrar esa primera manifestación que construye la palabra.

Para seguir promoviendo el desarrollo de la palabra será importante leer de diversas formas, leer libros de cuentos, signos y símbolos y la escritura propia. Recordemos que la lectura desempeña un papel esencial, y que es comprensible y de esperar que el adulto pueda estar ansioso. Sin embargo, presionarlos para que lean con mayor dominio no es recomendable. Puede desalentar el deseo de leer y no toma en cuenta el hecho de que la iniciativa para la lectura proviene desde lo profundo de sus deseos. 

Como alfabetizadores debemos crear ambientes ricos en materiales escritos, que puedan brindar la oportunidad de reconocer por principio de cuentas palabras inmediatas al contexto, que se encuentran en la vida cotidiana como una variedad de signos, señales o letreros que encuentran durante los paseos al aire libre o en el trabajo. Incluso la idea de que el propio espacio del círculo de estudio se vaya surtiendo de otros materiales de interés puede favorecer este proceso.

Será importante analizar la posibilidad de proporcionar libros de cuentos, que las personas puedan leer por su contenido sencillo, un rincón de libros bien surtido que proporcione experiencias de lectura agradables, libros o textos relacionados con los intereses particulares, libros de poesía, canciones, libros de fotografías, libros confeccionados por ellos mismos, libros de rimas infantiles, libros en todos los idiomas hablados, etc. El hecho de leerles a los adultos en alfabetización crea un ambiente de mayores posibilidades, donde habría que evaluar el ánimo de alguno de ellos a leer su página preferida y a comentar lo que deseen sobre la historia, el cuento o la ilustración.

Asimismo, debemos tener claro que la promoción de la lectura no solo se limita únicamente al ámbito escolar o de bibliotecas. La promoción tiene como objetivo la comunicación, ya que éste es el punto más importante dentro de la vida cotidiana.

El fomento a la lectura es primordial para iniciar, mantener y continuar con cualquier proceso de alfabetización, porque con ello podemos darle a conocer a nuestros posibles lectores los beneficios que esto les puede traer dentro de su vida cotidiana; como por ejemplo un mejor nivel de vida. La lectura, mediante sus letras, te puede ayudar a transportarte a otros mundos posibles, a soñar, a socializar, pero sobre todo a comunicarte con otras personas, a tener un vocabulario más extenso ya que permite conocer más palabras y precisar su significado; una ventaja de la lectura es que ayuda la comprensión de textos y a la retención de la información.

El placer de leer, como dice Harold Bloom (escritor y profesor) “Es uno de los mejores placeres”. Nuestro deber como alfabetizadores y promotores de lectura es propiciar el encuentro de los jóvenes y adultos con la lectura, abrir la posibilidad de encantarlos con esa magia.

Un promotor tiene como objetivo construir una cultura lectora que con sus acciones, actitudes y disposición logra conectar entre los libros y los lectores, facilitando el diálogo entre estos dos mundos. El promotor/mediador debe ser un guía y contar con una actitud de comprensión y respeto a los educandos, intentando descubrir sus necesidades y atender sus demandas, ir a su ritmo de aprendizaje.

Para llevar a cabo las estrategias de fomento a la lectura dependerá en gran parte de las actividades cotidianas del adulto o del tiempo que le pueda dedicar, para esto lo ideal puede ser practicar la lectura por un mínimo de tiempo que se vaya prolongando hasta una media hora diaria, para que esto pueda funcionar será importante que el adulto respete el tiempo de estudio que se ha propuesto.

Una actividad que se puede llevar a cabo es la lectura en voz alta, para ello se requiere de una preparación por parte del mediador para desarrollarles el interés por la lectura y así poder transmitirles el significado del texto que se les está leyendo o narrando.

Dentro de la Estrategia Nacional de Lectura se contempla un apartado llamado “Orientación Metodológica”, en él se nos hace mención acerca de herramientas a utilizar para empezar el proceso de la lectura, como por ejemplo explicar a los jóvenes y adultos que van a conocer un nuevo texto, mostrarlo y llamar su atención sobre el mismo, su estructura e ilustraciones.

Algunas sugerencias de preguntas detonadoras para fomentar la lectura, podrían ser:
  • ¿Qué tipo de texto es este? 
  • ¿De qué se tratará este cuento? 
  • ¿Quién es el autor? 
  • ¿Quién es el ilustrador? 
  • ¿Quiénes serán los personajes? 
  • ¿De qué tratará este texto? 
  • ¿Quién lo habrá escrito? 
  • ¿Para qué? 
  • ¿Qué está pasando en esta ilustración? Etc. 

Finalmente, no olvides que cuando de estrategias de fomento a la lectura y escritura se trata, basta con tomar ideas y generar nuevas propuestas que puedan ser interesantes, motivantes y que impacten favorablemente para alcanzar los objetivos principales. 
Para ir abriendo posibilidades y explorar los intereses que tengan los educandos, así como los que colaboran en centro de trabajo podemos contar con un repertorio que permita seleccionar una modalidad de trabajo con la que nos sintamos más identificados. A continuación, se sugieren algunas estrategias para conformar círculos de lectura.

1. Círculos con hijos o nietos de educandos (primera infancia).

En algunas coordinaciones de zona existen alfabetizadores/asesores que se organizan para tener conjuntamente círculos de estudios constituido principalmente por mujeres para que uno cuide a los hijos de las educandas mientras otro asesor las apoya en el estudio de sus módulos, de esta manera aseguran que las educandas puedan tener condiciones para concentrarse y avanzar de manera más ágil y productiva. Puede ser muy valioso que el asesor encargado de cuidar a los niños pueda desarrollar actividades de lectura con ellos.

Se debe considerar un espacio oportuno para tener a los niños sin que corran ningún tipo de peligro y para que puedan interactuar con los libros y el asesor-promotor. Se debe contar con un acervo de lectura para primera infancia, por ejemplo el libro-álbum, así como algunos que puedan gustar a las madres de los niños.

El promotor puede desarrollar algunas actividades que permitan que los niños inserten en un espacio de lectura, por ejemplo, algunas actividades físicas que los familiaricen con el lugar. También será necesario aprender algunas actividades de juego o integración para realizar con los niños, sobre todo considerando que vale la pena que se aproveche el mayor tiempo posible para lograr que sea un tiempo significativo para el estudio de sus mamás y un tiempo en aprendizaje para los niños. Lee a los niños, contar historias y acompañarlo en su propia exploración de los libros, 30 minutos de lectura con mamás, que las mamás lean a los niños, libro-álbum.

2. Círculos con educandos jóvenes y adultos.

Es importante nutrir de textos y actividades a los educandos, que reconozcan que la lectura y la escritura tienen funciones de recreación y disfrute, de exploración personal y social, de conocimiento figurado del mundo; por ello es necesario acercarlos a los textos literarios y de divulgación científica. Así, se recomienda que los asesores abran un espacio para mediar actividades de lectura y escritura, dicho espacio puede tener una duración variable acordada con los educandos: 10, 15 minutos o media hora de lectura gratuita, puede hacer la diferencia para alguien que se está introduciendo por pie propio a la cultura escrita.

Es preciso tomar un acuerdo con los jóvenes y adultos del circulo de estudio sobre el tiempo que se puede dedicar y se recomienda no cambiar el espacio o las condiciones que se tienen de trabajo habitual, es decir, se trata de que no represente un esfuerzo adicional para las personas; pues es probable que pronto se desalienten y abandonen la actividad.

Existen muchas actividades que permiten un acercamiento lúdico y recreativo con los textos, lo central de dichas actividades es que incentiven la actividad e involucramiento del lector; que le permitan hacerse preguntas, introducirse con interés en lo que le ofrece el texto. Es indispensable que todas las actividades que se realicen con los educandos antes las haya realizado el asesor/promotor, pues el principio básico es que no se puede ser mediador de lectura sin ser lector.

A continuación, para seguir alimentando con aportaciones para que alfabeticemos con la convicción de fomentar la lectura, te compartimos un compendio de sugerencias en este blog. Estas propuestas pueden implementarse en círculos de estudio donde haya niños entre 10 y 14 años, para aquellas educandas que son madres jóvenes o jóvenes embarazadas, adultos mayores, etc.

Gracias por fomentar la lectura y la escritura. Bienvenida/o.

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